Dos ranas se encuentran en un camino. Una recorre saltando un profundo surco dejado por un tractor. La otra la ve allá abajo y le grita:
–¡Eh!, ¿qué estás haciendo ahí abajo? Aquí arriba se está mucho mejor, hay más comida.
–No puedo subir– le responde la otra.
–Déjame ayudarte– le ofrece la de arriba.
–No. Déjame en paz. Aquí estoy bien y también hay comida.
–De acuerdo– dice la otra rana–, pero aquí arriba hay mucho más espacio para explorar y para moverse.
–Aquí abajo tengo todo el espacio que necesito– mantiene la de abajo.
–¿Qué me dices de relacionarte con otras ranas?– argumenta la de arriba.
–De vez en cuando baja alguna hasta aquí, y si no, puedo gritarles a mis amigas de ahí arriba.
Finalmente la rana de arriba abandona su empeño y se va, dando brincos. Al día siguiente, ante su sorpresa, se encuentra con la rana de abajo saltando a su lado.
–Oye– le grita–, creí que ibas a quedarte en ese surco. ¿Qué ha pasado?
–¡Que venía un camión!
Algunas personas necesitan el equivalente de un camión para moverse.
Otras, en cambio, pueden sentirse razonablemente satisfechas y exitosas, pero creer al mismo tiempo que <<para mejorar no hace falta estar enfermo>>.
Estas personas contratarán a un coach para explorar con él el modo de ser más felices e incluso más eficaces. Quieren ser lo mejor que pueden ser y quieren lo mejor para ser cada vez mejores.
-Fábulas de Esopo
Liliana Franco
Quiero platicar® Coaching
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